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Por Cultura Fnacel 19/06/2025
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La obra de Ana María Matute (1925 - 2014) se inició en las coordenadas del realismo social que pretendía ofrecer un testimonio fiel de los atroces y oscuros años de la posguerra, tras el trauma colectivo de la Guerra Civil. Los libros más famosos que publicó en sus últimos años pertenecen a la literatura fantástica, con personajes que parecen extraídos de la mitología, los cuentos de hadas y las sagas artúricas. Sin embargo, eso no significó ningún cambio profundo en su estética, ni en el tipo de ficciones que le atraían. Hay un proverbio que afirma que la patria de todo ser humano está en su infancia, y en el caso de la autora barcelonesa no puede ser más cierto. Matute nos contó siempre distintas versiones de su propia historia, que se corresponde a la pérdida de un paraíso.
La escritora nació en Barcelona cuando era la capital industrial de España, la urbe más próspera y cosmopolita de la península. Su familia era acomodada y conservadora. Ella más tarde recordó que, en su niñez, sólo tuvo pequeños atisbos de las condiciones de miseria y escasez en las que transcurría la existencia cotidiana de muchos de los habitantes de ciudad condal cuando a los cuatro años cayó gravemente enferma y, por consejo de los médicos, sus padres la enviaron con unos parientes, a un pequeño pueblo de La Rioja.
Allí pasó la que sería la etapa más idílica de su vida, en contacto directo con la naturaleza. A pesar de esto, era, según sus propias palabras, una niña solitaria y retraída, que se sentía a gusto en soledad, leyendo vorazmente. “No creía pertenecer ni a aquella familia ni a aquel ambiente, ni a aquella época ni a aquella sociedad. Intuitivamente me decía: ¿es que yo no soy de estos, o es que todavía no he llegado a alguien? Después de preguntarme: ¿quién inventó mi vida?, decidí inventarla yo; y enseguida comencé a escribir. Y a descubrir que la soledad podía ser verdaderamente algo hermoso, aunque ignorado. Y de pronto, la soledad cambió su figura, se convirtió en otra cosa. Creció como la sombra de un pájaro crece en la pared, emprende el vuelo y se convierte en algo fascinante: algo parecido a la revelación de la otra cara de esa vida que nos rechaza.”

Todo cambió cuando estalló la Guerra Civil. Buena parte de las mejores novelas de su etapa inicial, como Primera memoria, Los soldados lloran de noche o Pequeño teatro están protagonizadas por adolescentes que se convierten en espectadores, en testigos, de los desastres de la guerra, que los obligan a abandonar sus sueños y contemplar una realidad dolorosa y terrible, con todas sus crueldades y bajezas. Eso no vuelve en absoluto monótona la lectura de sus libros. Matute fue capaz de encarnar la misma tragedia en personajes y situaciones muy distintas entre sí, impulsadas por la fuerza de una prosa magnífica, que estaba siempre cargada de detalles poéticos y metáforas originales.
Cuando el país iniciaba su etapa democrática, Ana María Matute se sumergió en extraño silencio literario que duró casi dos décadas, en las que solo publicó algunos relatos cortos y libros para niños. Ahora sabemos que esto se debió a una larga depresión causada por un matrimonio desdichado, que acabó por alejarla de su único hijo, y otros naufragios íntimos.

De este mutismo salió en 1996 cuando publicó la que, actualmente, es su novela más famosa -y también la más compleja y extensa-, Olvidado rey Gudú. Matute contó que la había concebido mucho tiempo atrás, pero que tardó en sentirse capaz de culminarla. “Cuando era más joven me daba vergüenza escribir sobre estas cosas, porque entonces se hacía una literatura realista y no quería ni pensar lo que dirían de mí si me ponía a escribir sobre caballeros y duendes y elfos.” Esto no significa que se trate de una narración de pura evasión: las ochocientas páginas de la novela, ambientadas en el mítico reino de Olar, parecen condensar todas las pasiones humanas.
A esta le siguió otra novela fantástica mucho más breve, pero igualmente magistral: Aranmanoth, que se sitúa en una versión legendaria de la Edad Media, y que puede ser una perfecta introducción a la obra de esta gran escritora.
José Martínez (Cultura Fnac)
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