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Por Cultura Fnacel 28/05/2025
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Vivir un cambio de milenio es algo bastante emocionante, pero si, además, marca el comienzo de una nueva era que amenaza con alterar el curso de la humanidad para siempre debido a un error en los sistemas informáticos, entonces se convierte en un fenómeno sin precedentes.
A las puertas del siglo XXI no se hablaba de otra cosa el temido efecto 2000. Los aviones no podrían volar, los sistemas de comunicación y las centrales eléctricas colapsarían… era el principio del fin. Spoiler: nada de eso pasó. De hecho, las tragedias vinieron más de la mano de nuestra propia especie que de internet —El 11-S, la guerra de Irak, la crisis financiera del 2008, el 11M— y, por su parte, la tecnología empezó a ocupar la primera fila en todos los ámbitos: la cultura pop, los medios, la vida cotidiana, la música… y el cine.
El lanzamiento de Matrix en 1999 marcó un hito y sigue siendo un referente constante a día de hoy, no solo dentro del cine de ciencia ficción, sino por las múltiples lecturas filosóficas y dilemas morales que plantea —por no hablar de los atuendos de cuero negro y las gafas oscuras de Neo y Trinity que todos llevamos en la retina—. Tal es el alcance 25 años después, que se habla del “Matrix Core” para referirse a la estética retrofuturista propia de la película.
Este artículo no va de obras maestras, sino de pura diversión y nostalgia dosmilera: pantalones de tiro bajo, el Messenger, Linkin Park, Destiny’s Child, CDs grabados con las canciones escritas en rotulador, mp3, Tamagotchi y teléfonos de tapa. ¡Eso sí que era colgar, y no lo de ahora!
Los 2000 fueron trashy, emo, cool, todo a la vez, porque fueron libres. Así que, dinos qué elemento Y2K eres y te diremos qué película ver!
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El chándal de terciopelo rosa: Si el cine de estos años tuviese que ser un género, sería una comedia romántica o adolescente. Y si el chándal hortera de velour que popularizó Juicy Couture fuese una peli, sería esta, no hay duda.
Tenemos muchos ejemplos y el vestuario de esta película se ha analizado hasta la saciedad, pero nada más representativo que la madre de Regina George luciendo el conjunto más kitsch imaginable, tratando de ser una madre guay con una bandeja de cocktails. En fin, ya sabes: ¡los miércoles vamos de rosa!
El televisor de tubo: Sí, esa tele que tenía medio metro de fondo y de la que fue un alivio deshacerse cuando llegaron las pantallas planas, pero que tanto nos acompañó en nuestra infancia y adolescencia.
Jared Leto (The little things) y Jennifer Connelly (Labyrinth) nos marcaron para siempre en este relato oscuro y complejo sobre las drogas, el amor, la adicción y el consumismo, que tiene algunas de las escenas más impactantes del cine.
Pero si hay un personaje que funciona como metáfora de una sociedad enferma y adicta es la madre de Harry, Sara Goldfarb (Ellen Burstyn), en la penumbra, iluminada por ese televisor que nunca duerme, consumiéndose y perdiéndose poco a poco en la búsqueda, de nuevo, del falso bienestar prometido.
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El vaquero ancho con cadenas: Afortunadamente, los 2000 existieron también más allá de Hollywood, y el mexicano Alejandro González Iñárritu se dio a conocer al mundo con esta primera entrega de la Trilogía de la muerte, que incluye también 21 gramos y Babel.
Pero Amores perros es una ópera prima especial. Tenemos tres historias entrelazadas que, a priori nada tienen que ver entre sí, con grandes actores como Goya Toledo (La caja 507) y Emilio Echevarría. Pero, por algún motivo, muchos nombramos esta película y automáticamente pensamos en Gael García Bernal (Diarios de motocicleta), espléndido en el papel de Octavio, y en "Lucha de gigantes" de Nacha Pop sonando, en esa extraña mezcla de violencia y belleza. Una película muy cruda que, gracias al lenguaje narrativo de Iñárritu y el guion de Guillermo Arriaga, resulta poética. Y sí, los cabellos decolorados, los vaqueros anchos con cadenita de plata y las chaquetas Adidas son como un pequeño viaje en el tiempo al lado más macarra de los 2000.
El cinturón de tachuelas: Si algo tuvo su gran momento fuera de los círculos más mainstream en esta década fue la cultura emo. Y si bien Donnie Darko no es una película emo per se, sí es una que todos los emos de la época de Myspace vieron y alabaron, sin duda.
Jake Gyllenhaal (Brokeback Mountain) es Donnie, un joven atormentado y obsesionado con preguntas existenciales sobre el tiempo, la muerte y el destino. Los saltos espaciotemporales con realidades alternativas y un siniestro conejo llamado Frank que parece ser fruto de sus alucinaciones, serán el hilo conductor para que Donnie descubra su propósito y el alcance de su destino, por trágico que pueda ser.
Como dato curioso, la cantante Phoebe Bridgers suele llevar un traje de esqueleto igual al de Donnie, que se ha convertido en sello de identidad, y sabemos que es fan de la peli, así que, de un modo u otro, vemos la inspiración.
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El teléfono de tapa: Y2K en todo su esplendor. Los cortes de pelo, las muñequeras…y por supuesto el teléfono Samsung de tapa que utiliza Sam (Hillary Duff) durante la película para escribir a su crush online (Chad Michael Murray) antes de descubrir que es, en realidad, su compañero de instituto. El resto ya os lo imagináis: príncipes azules, sueños de adolescencia y bailes de instituto americano.
Con muy buena visión de este fenómeno revival, Samsung lanzó al mercado en 2020 el nuevo modelo plegable Galaxy Z Flip, y nos encanta como smartphone, pero aquel sonido al teclear con los botones mientras mandábamos un SMS… incomparable.
Las gafas de sol tintadas: No podemos hacer una recomendación de tendencia Y2K sin incluirla. David Fincher adaptó, de forma muy inteligente, el libro de Chuck Palahniuk y lo convirtió automáticamente en una obra de culto.
Si nos centramos en la parte nostálgica, esas gafas de sol rojas con chaqueta de cuero a juego y camisa hawaiana, cigarrillo en mano, son puro Tyler Durden: 100% actitud y carisma. Lo cierto es que no se nos ocurre nada que represente mejor el lado cool de los 2000 que Brad Pitt y Helena Bonham Carter como Tyler y Marla, con música de Pixies.
Sobre la película, la primera norma sigue en pie: No hablar del club de la lucha.
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La Nintendo DS: Nos hemos ido al otro extremo de la década, pero Scott Pilgrim contra el mundo, adaptación del cómic de Bryan Lee O’Malley, capta a la perfección la estética y la cultura gamer un poco retro de principios de los 2000.
La firma Edgar Wright y está rodada en formato videojuego, incluyendo múltiples referencias a Nintendo. Además, Ramona Flowers (Mary Elizabeth Winstead), la chica de la que se enamora Scott (Michael Cera) es un personaje que nos encanta y que recuerda, con sus cambios de color de pelo constantes, al de Clementine Kruczynski (Kate Winslet) en Olvídate de mí, 2004 —otra película preciosa de mediados de década—.
Faltan apenas unos días para el lanzamiento de la Switch 2, así que es el momento perfecto para un poco de diversión vintage, antes del siguiente salto evolutivo en el mundo Nintendo.
Conclusión. El ser humano siempre añora el pasado, y por eso fantaseamos con décadas pasadas de forma cíclica, pero si algo debemos aprender de la era pre internet y redes sociales, es a vivir el momento, estar en el presente y exprimir la vida al máximo.
Gaila Louro (Cultura Fnac)
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